Fútbol y reinserción: la sorprendente historia de Molokoedov

La Inusual Historia de Maxim Molokoedov en el Fútbol Chileno

Más de diez años después de su arresto, la historia de Maxim Molokoedov, que saltó del sistema penitenciario ruso al fútbol profesional en Chile, todavía asombra. Su travesía comenzó en una prisión chilena, donde la pasión por el fútbol se convirtió en su salvación, dejando una huella imborrable en la memoria de quienes le rodearon.

La llegada inesperada

La primera vez que Maxim puso pie en Chile, las miradas de los policías de la PDI no podían apartar la atención de este joven rubio, en medio de una peculiar travesía que lo traía desde Madrid y lo llevaría de vuelta a Rusia. Sin embargo, su maleta escondía más que prendas de vestir: 6.206 gramos de clorhidrato de cocaína camuflados entre libros infantiles. Este hallazgo llevó a Molokoedov a ser condenado a tres años de prisión, dando inicio a un capítulo que cambiaría su destino.

Redención a través del fútbol

Flavio Huenupi, profesor de educación física en la penitenciaría de Santiago desde hace años, recordaba al joven recluso como un chico tímido y casi mudo en español. Sin embargo, pronto el fútbol se transformaría en su lenguaje universal. En el transcurso de su estancia, se hizo notable entre los internos por su habilidad con el balón, creando un ambiente de camaradería nunca antes visto. Era el foco de atención y un referente para sus compañeros, que encontraron en él una chispa de esperanza.

La influencia de Frank Lobos

Frank Lobos, exfutbolista reconocido, quedó cautivado por el impacto que Molokoedov generaba dentro de la prisión. Al organizar un partido donde lo invitarían a jugar, Lobos se percató de que las habilidades del ruso contrastaban notablemente con las de los demás reclusos. Era, en sus propias palabras, un verdadero «artista en la cárcel». A medida que sus destrezas se hacían evidentes, la vida en la penitenciaría comenzó a florecer, y el espíritu del deporte infundió un cambio en la rutina carcelaria.

La puerta a la libertad

Fue en este escenario que surgió la posibilidad de reintegrar a Molokoedov en la sociedad a través del fútbol profesional. Después de numerosas gestiones y venciendo la burocracia, el verano de 2012 marcó un nuevo comienzo para él. Con un año de condena por cumplir, logró debutar como futbolista profesional con Santiago Morning. Desde su primer partido amistoso, sus habilidades comenzaron a brillar, marcando goles que dejaban boquiabiertos a los pocos espectadores presentes, y convirtiéndose rápidamente en un ícono del fútbol chileno.

Un futuro incierto

Sobrepasando las expectativas, Molokoedov continuó enriqueciendo el campeonato chileno. En 2013, recibió una amnistía que le otorgó su libertad, empujado por su desempeño en el campo. Sin embargo, su historia dio un giro inesperado cuando, a punto de regresar a su país natal tras un regalo del club, decidió no embarcarse en el avión.

Pese a su repentina elección, se supo que Maxim había encontrado un nuevo camino en Rusia, jugando en un club amateur en San Petersburgo. Aunque muchos lo vieron como un fracaso, su historia resuena dentro del deporte como un testimonio de lucha y superación.

Una huella imborrable en el fútbol chileno

La inusual travesía de Maxim Molokoedov ha dejado una marca en el fútbol chileno y ha resaltado el poder del deporte como herramienta de reinserción social. Su historia, inspiradora aunque marcada por giros trágicos, invita a reflexionar sobre las oportunidades y los caminos que se abren cuando se combina la pasión por el fútbol con la esperanza de una segunda oportunidad.


En conclusión, la vida de Molokoedov es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, siempre hay un camino hacia la redención. Su legado perdura en la memoria colectiva del fútbol, brindando un mensaje positivo sobre el potencial de cambio que el deporte puede facilitar.